miércoles, 12 de enero de 2011

Entretenimiento vs. hay vida allá afuera

Estamos viviendo la cultura del entretenimiento. Una nueva generación ha nacido, para quienes el internet y la televisión por cable ya existían. No es novedoso para ellos. Y tenemos acceso a tanta información, a tantas opciones para ocupar nuestra mente. Nuestros sentidos están atiborrados cada día de mensajes de todos lados, publicidad, noticias del otro lado del planeta, situaciones graciosas, increíbles, otras tristes, y en general la tecnología nos provee de muchos contenidos, pero en realidad cabría preguntarnos: ¿Necesitamos todo esto?

Ahora existen muchas aparatos que prometen mantenernos distraídos o entretenidos, y libres del tedioso aburrimiento: celulares, reproductores de música, tablets, DVDs, televisión por cable,  teatros caseros, internet, televisores 3D, consolas de juegos, laptops, etc. No quiere decir que estos aparatos  y tecnologías sean inútiles. Hay muchos beneficios que obtenemos de ellos y en general, la tecnología nos ayuda a tener una vida más cómoda y llevadera. El problema es cuando estos "aparatos" se convierten en nuestra única fuente de información. Cuando perdemos el contacto con el mundo exterior, cuando dejamos de compartir con las personas y tan solo las conocemos a traves de un "profile" en una red social como Facebook, o cuando nuestros diálogos se realizan sólo a través de un chat o a través de la pantalla de un celular. Cuando dejamos de escuchar voces y ver los ojos de aquella persona con la que hablamos. Nos aislamos del mundo exterior, de la naturaleza, a veces de la realidad.

No siempre debemos consumir el entretenimiento que otros producen, para mantenernos "pegados" a la telenovela de turno. También hace falta crear, utilizar la imaginación, escuchar un cuento, narrar una historia, hacer una pintura, dibujar. Jugar en grupo, salir a tomar una taza de café. Necesitamos hacer deporte, pero no siempre frente a la pantalla de un televisor, sino sintiendo de cerca la naturaleza, la brisa, los árboles, a veces tropezar con una roca, o detenernos a contemplar ese pájaro que descansa en la rama. También es bueno apagar el televisor y sentarnos en la mesa a comer, vernos al rostro, conversar otra vez. Aunque al principio cueste un poco de trabajo, aunque permanezcamos en silencio unos instantes. Tal vez nuestra boca esta enmudecida, porque nos acostumbramos a estar absortos frente a las luces de la pantalla y su continuo desborde de información. Nos hemos vuelto pasivos, en una sociedad que te ofrece todas las comodidades, para que no tengas que levantarte de tu silla, para que no tengas que salir de tu casa, para que te quedes inmóvil, teniendo pies, para que no sientas, teniendo tus sentidos vigentes y vitales.

Hay vida afuera. Sal y toma aire. Recorre tu ciudad de nuevo, visita esos lugares históricos que te falta conocer. Indaga la historia oculta de esa vieja edificación, escarba de nuevo ese museo que aún tiene secretos por revelar, visita a ese viejo amigo que hace un buen tiempo prometiste visitar. Los árboles aún te esperan para hacerte sombra, cuando descanses de esa caminata y cuando te sientes sentirás de nuevo las hojas secas que se estremecen por tu llegada. El sol quiere calentarte otra vez, la lluvia quiere mojarte de nuevo, la brisa quiere acariciarte. Despierta tus sentidos. Vuelve a leer y utiliza tu imaginación, no te resignes a que todo te lo entreguen listo. Prepara esa receta que tanto te gusta degustar.

La vida sigue pero es tu decisión cómo la quieres vivir. Calidad de vida no es tener muchas cosas, no es llenarte de aparatos conectados en cada toma eléctrica de tu casa. Hay  tanta información, tanta tecnología, que no nos alcanzaría la vida entera para absorber todo esto, y al final del camino quedas vacío.  Piensa otra vez si necesitas comprar ese aparato, que todos está comprando y que supuestamente deberías comprar para no quedarte atrás. Pero si algo te roba tiempo, si algo te hace deteriorar como persona, más deberías desecharlo, así de sencillo, sin complicarte la vida.  Hoy decide en realidad que es lo que te hace feliz. Toca esa guitarra y canta una canción, no permitas que te ahoguen los afanes cotidianos, vuelve a ser tú mismo.

Recuerda que tu vida es más que eso, y que en realidad no necesitas tener el celular encendido las 24 horas, ni ver el noticiero todo el tiempo, ni saber en cuánto está el dolar hoy (a menos que ese sea parte de tu trabajo). Solo piensa en las cosas que realmente son indispensables y desecha lo demás, que a la larga se constituye una carga y un estorbo. Lleva un equipaje ligero y harás más llevadero el camino.