lunes, 27 de diciembre de 2010

Lo que realmente es importante

Mi abuela murió a medianoche y en la mañana llamé a notificar al trabajo que no podía asistir. Es tiempo de duelo, de estar con la familia, de compartir y sobrellevar el dolor juntos. Ya mi abuela se fue y ahora es tiempo de darnos apoyo y simplemente estar ahí. Las palabras sobran. Un cáncer la aquejó durante dos años, que fueron llevaderos gracias a que ella tuvo siempre un estilo de vida sano. Ya las últimas semanas no fueron fáciles, no podía hablar bien, ya no podía caminar, sus últimas días estaba postrada en la cama, dormida con morfina para sobrellevar el dolor.

Son momentos de meditación, de reflexión, de interiorizar, de pensar lo que se hizo bien, lo que faltó. Definitivamente las manifestaciones de afecto se deben hacer en vida, porque ya después es tarde. A veces se nos pasa la vida distraídos, ocupados, preocupados, en tantas cosas que en realidad no lo merecen. En afanes y preocupaciones cotidianos que tratan de asfixiar las verdaderas razones por las cuales estamos aquí. En realidad esto no se trata de ver quien es más, en cómo hacer dinero, en tratar de subir unos peldaños inventados por el hombre, que al fin de cuentas son tan solo cosas vanas, superfluas, que lo único que sirven es para llenar un ego, que no tiene forma de satisfacerse.

La tecnología nos absorbe, nos ofrece múltiples opciones de estar distraídos y ocupados, contemplando pantallas frías cuando en muchas ocasiones dejamos de contemplar los ojos de las personas que amamos. Es tiempo de volver a vernos a los ojos, de volver a compartir, de salir y tomar el sol. Es tiempo de hablar en vivo y en directo, de sentir la brisa, de escuchar a los demás. Apagar la TV y simplemente sentarnos a hablar con la familia, tomando un chocolate caliente y recordar viejos tiempos. Lo que realmente nos queda es eso, los bellos momentos que pasamos con aquellas personas especiales.

Son los momentos difíciles una balanza ideal, para determinar qué cosas realmente tienen valor y qué cosas  son una pérdida de tiempo. La muerte te hace recordar que no eres eterno en esta tierra, que tu tiempo es limitado, que las oportunidades son escasas, y que el sentido de la vida no consiste en acumular cosas, sino en saber poner nuestras vidas al servicio de otros, ya sea en tu casa o en tu trabajo. No se trata de máquinas, no se trata de dinero, se trata de las personas.

Si tal vez nos hemos aislado, nos hemos enfrascado en nuestros propios dilemas y conflictos, la muerte nos permite ver que tal vez esos problemas no son tan importantes, que no merecen nuestra preocupación ni nuestro afán. La cercanía a la muerte hace que levantemos nuestra mirada, y que nos acerquemos a los que aún siguen con vida, con una mirada afectuosa, valorando su existencia, creyendo en lo profundo del alma que aún hay esperanza.

Mi abuela vivió una vida ejemplar, digna, con integridad y sentido de justicia. Mi abuela siempre confió en Dios y hasta sus últimos días no cesó de buscar su rostro. Ella deja una marca indeleble en nuestros corazones. Nos deja muchos recuerdos gratos, su existencia en esta tierra fue valiosa, significativa, nos deja un aroma de alegría y mucho cariño. Gracias por existir abuela, gracias por ser lo que fuiste. Te vamos a extrañar siempre.

sábado, 13 de noviembre de 2010

¿Has sentido el amor de Dios?

Siento tu amor...en los ojos de los niños inocentes, en sus lágrimas y en su llanto pleno. En la manifestación de sus evidentes anhelos, en la dulzura de su corazón.
Siento tu amor...en el dolor de las pruebas. En la afflicción, alli me consuelas. Me extiendes tus lazos de amor, fortaleces el corazón.
Siento tu amor...cuando lucho con el pecado. La amargura que me produce, no te intimida. Aún en medio de la oscuridad, me ofreces una salida. Traes medicina a mi interior.
Siento tu amor...cuando veo que  alguien cercano agoniza. No faltan las muestras de consolación. Tú tomas mi vida de entre las cenizas, y me das salvación.
Siento tu amor...aún cuando todo pierde el sentido. Cuando no existe un rumbo ni dirección. Eres antorcha, que calienta y que guía, tu conoces el mapa y das norte a la vida.

lunes, 18 de octubre de 2010

Nunca seré como Supermán

¡Menos mal! ¿Estar todo el día con unos calzoncillos rojos encima de un vestido sintético pegado al cuerpo? ¡No, por Dios! Pero más que eso, la realidad es que nunca seré como Supermán por el simple hecho que este personaje no existe. Es solo el producto de nuestra imaginación. Yo soy más fuerte que él. Solo es cuestión de rasgar el papel en dos y ya: Supermán ha sido descuartizado. ¡Que gran alivio! Tal vez suene algo gracioso, o también muy obvio. Tú y yo sabemos que Supermán, La Mujer Maravilla, Batman, Lara Croft, El Hombre Araña, etc. son tan sólo una creación ficticia. También sabemos que nunca tendremos tales superpoderes y tal vez no los consideres muy útiles, cuando tienes que superar un problema financiero o afectivo. Pero si es cierto que a veces queremos imitar personas ideales que los medios de comunicación nos han vendido, en lo estético y en lo moral, que hacen que no nos sintamos conformes con lo que somos. O que sean la proyección ideal que contrasta con  nuestras frustraciones, debilidades, torpezas y fracasos. Y es que estamos en una sociedad perfeccionista que oculta lo defectuoso, lo feo, lo insignificante y solo idealiza estereotipos de belleza o  éxito financiero.

Son los supermanes  y batichicas modernos. Aquellos que salen en televisión y que nos dicen que debemos comer, qué figura lucir y cómo nos debemos comportar. Los centros comerciales están atiborrados de personas ansiosas por lucir como el galán o la protagonista de novela, comprando productos que tal vez los acerquen algo más a ese ideal. Te quieren vender el elíxir de la eterna juventud, el perfume perfecto para atraer al sexo opuesto. Y así como nos llenamos de cosas inútiles en lo físico, así mismo nuestro corazón va "comprando" ideales que son banales, vacíos, superficiales, desechables y pasajeros. Es basura acumulada en el alma, que solo constituye un peso, una carga. Hay un hecho cierto detrás de todo esto: estos supermanes y batichicas tampoco existen. Todos somos seres humanos de carne  y hueso, con debilidades y fortalezas, virtudes y carencias.

Cuando limpiamos nuestra casa, nos damos cuenta que la basura se va acumulando y no sabemos cómo ni de dónde, pero las cosas se fueron desordenando. Salimos a la calle y no tenemos idea como se ensució nuestra camisa o el pantalón. ¿De dónde salió esta mancha? ¡No lo puedo recordar! Pero así mismo pasa con nuestra vida. Vamos recogiendo ideales falsos, que no tenemos la menor idea de porqué los aceptamos. Pero también nos vamos ensuciando el alma, con conversaciones ociosas, malas intenciones,  chismes, iras, contiendas, vanaglorias...a veces sin darnos cuenta.  Llega el tiempo cuando te das cuenta que es necesario limpiar la casa, limpiar el desorden, quitar lo que nos estorba, remover aquello que entorpece nuestros pasos, desechar lo que no sirve, lo que definitivamente no me hace mejor persona.

Y no es cuestión de desechar productos o descuidar nuestro aspecto personal. No. Se trata de rasgar por la mitad aquellos supermanes, los falsos ideales que son creaciones de nuestra mente, pero que nos están estorbando. Traer orden es llamar las cosas por su nombre. Organizar las prioridades. Dar lugar de nuevo a lo espiritual, la familia. Organizar tus finanzas y aprender a ahorrar. Aceptarte como eres sin pretender ser un protagonista de novela. Reconocerte con tus cualidades y defectos, pero enfocarte en tus virtudes, procurando mejorarlas. Inviérte tiempo en tus potenciales, invierte dinero en el desarrollo de los mismos. No pierdas el tiempo. ¿Que hiciste hoy para ayudar a otro?¿Cómo puedo ayudar a otro? El saber cómo ayudar, nos permite identificar nuestros talentos. Cuándo descubres en que eres bueno, es cuando viene esa verdadera satisfacción. Al saber que eres bueno en algo, y que eso bueno lo puedes utilizar para bendecir a los demás, y no solo lo sabes, sino que lo ejerces, viene ese sentimiento de autorealización. Y entonces ya no te hace falta parecerte a Brad Pitt o Angelina Jolie. Es cuestión de tener una autoestima clara y equilibrada. Tú no necesitas rodearte de aduladores. Rodéate de gente que verdaderamente te pueda reconocer  y aceptarte como eres. Amigos de verdad, que en lugar de darte falsos elogios, tengan la capacidad de decirte más bien qué cosas corregir, pero con tacto, y afecto sincero.

No estoy en contra de Supermán ni Batman. En realidad son los personajes favoritos de grandes y chicos al igual que los protagonistas de novelas y películas modernos. Sólo recuerda que tú eres más que ellos, que los puedes rasgar por mitad cuando quieras en esa hoja de periódico. Porque tus verdaderos héroes están cerca de tí. Son tu familia, son tus amigos, son aquellos líderes que te pueden enseñar algo nuevo, como tus profesores, el dueño de la tienda, o tal vez un conductor de un taxi. Esto se llama humildad. En lugar de tratar de sentirte más que los demás, superar a los demás, aplastar a los demás o utilizar a otros como un escalón para llegar más alto. Aprende más bien a amar a los demás, que al final es de lo que se trata todo esto.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Entrevista a Warren Buffet, una perspectiva equilibrada acerca del dinero

Este es un correo eléctronico que recibí recientemente y pareció excelente para compartirlo con  todos.  Una interesante perspectiva acerca del dinero, obsesión para muchos  y yugo para otros. Al dinero se le debe dar su justo lugar....
 Hubo una entrevista de una hora en CNBC con Warren Buffett, la segunda persona más rica del mundo, quien donó $31 mil millones de dólares para caridad. He aquí algunos aspectos muy interesantes de su vida:
1.- Compró su primera acción a los 11 años y se lamenta de haber empezado demasiado tarde!
2.- Compró una pequeña granja a los 14 años con sus ahorros provenientes de repartir periódicos.
3.- Todavía vive en la misma pequeña casa de 3 cuartos en Omaha que compró luego de casarse hace 50 años. Él dice que tiene todo lo que necesita en esa casa. Su casa no tiene ningún muro o reja.
4.- Él maneja su propio carro a todas partes y no anda con chofer o guardaespaldas.
5.- Nunca viaja en jet privado, a p
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esar de ser el dueño de la compañía de jets privados más grande del mundo.
6.- Su compañía, Berkshire Hathaway, es dueña de 63 compañías. Él le escribe sólo una carta cada año a los CEOs de estas compañías, dándole las metas para el año. Nunca convoca a reuniones o los llama regularmente.
Él le ha dado dos reglas a sus CEOs:
Regla número 1: No perder nada del dinero de sus accionistas.
Regla número 2: No olvidar la regla número 1.
7.- Él no socializa con la gente de la alta sociedad. Su pasatiempo cuando llega a casa es prepararse palomitas de maíz y ver televisión.
8.- Bill Gates, el hombre más rico del mundo, lo conoció apenas hace 5 años. Bill Gates pensó que no tenía nada en común con Warren Buffett. Por esto, programó la reunión para que durara únicamente media hora. Pero cuando Gates lo conoció, la reunión duró diez horas y Bill Gates se volvió un devoto de Warren Buffett.
9.- Warren Buffet no anda con celular ni tiene una computadora en su escritorio.
10.- Su consejo para la gente joven:
Aléjese de las tarjetas de crédito e invierta en usted.
RECUERDE:
A. El dinero no crea al hombre, sino que fue el hombre el que creó el dinero
B. La vida es tan simple como usted la haga.
C. No haga lo que los otros digan. Escúchelos, pero haga lo que lo hace sentir mejor.
D. No se vaya por las marcas. Póngase aquellas cosas en las que se sienta cómodo.
E. No gaste su dinero en cosas innecesarias. Gaste en aquellos que de verdad lo necesitan.
F. Después de todo, es su vida. ¿Para qué darle la oportunidad a otros de manejársela?
G. Si el dinero no sirve para compartirlo con los demás, entonces ¿para que sirve?
AYUDE AUNQUE NO PUEDA HACERLO; SIEMPRE HABRÁ BENDICIÓN PARA AQUELLOS QUE SABEN COMPARTIR.  
H. No gaste el dinero que no tiene. El Credito, Prestamos, etc. fueron inventados por la sociedad de consumo.
I. Antes de comprar algo, piense: ¿Que me pasará si no lo compro? Si la respuesta es 'Nada', no lo compre; porque no lo necesita.

domingo, 29 de agosto de 2010

Un día de aquellos



Hay días cuando amaneces con ganas de permanecer en tu casa. No quieres salir a ningún lado. Son aquellos días que consideras sombríos. Lo difícil es cuando tu cuerpo y tu rostro no responden. Si estás en una empresa no amaneces con la capacidad de tener la sonrisa corporativa. Si estás en el colegio o la universidad, tal vez solo quieras estar a solas y te encierras en la biblioteca. Son esos días cuando quieres irte lejos a la cima de una montaña, o estar a la orilla del mar. Simplemente no te hallas, ¿Qué hacer?

Es cuando necesitas una lluvia, un diluvio, una inundación de buenos pensamientos. Pensamientos que confronten tu mente. Pensamientos creativos, pensamientos de Dios. Dios creó el universo a través de su palabra. A veces escuchamos tantos pensamientos negativos, leemos tantas noticias malas, pareciera que no hay esperanza. El mundo se está muriendo, la naturaleza se está extinguiendo, la gente se está suicidando. ¿Cuál es el propósito de mi existencia? Necesitamos escuchar palabras de esperanza, palabras de vida, palabras que brinden aliento al alma extenuada. Sentimos que nuestro cuerpo desfallece, pero en muchas ocasiones es el reflejo de lo que ocurre en el alma.

Es verdad que necesitamos descansar. A veces hacen falta unas buenas vacaciones. Tal vez ir a un spa o a una finca a las afueras de la ciudad. Pero aun así, no parece suficiente. La mente está agitada, el ánimo sigue decaído. Sigue ese estado latente de que lo que hacemos pareciera no tener sentido, norte, ni rumbo alguno. Seguimos en ese desierto espiritual, caminando por inercia. Por mero instinto de conservación. ¿Qué hacer?

No hagas nada. Es tiempo de pasar tiempos con el Maestro. A sus pies. Falta más de Él en ti. Falta más de su mirada a través de tus ojos. Porque es evidente que estás viendo el mundo solo a través de tu cristal roto. O tal vez sea un cristal denominado “perfeccionismo”. Aun no has llenado tu propia medida. Y a veces nuestra propia medida es tan exigente, tan inmisericorde, tan fuerte, que nos agobia. Somos los peores jueces. Es un verdugo que cargas día a día en tu propia mente, que te dice al oído: -Aún no lo has logrado, te falta mucho por conseguir, cada vez estás peor, aún no eres tan excelente como tal persona. Pero, ¿hasta cuándo seguirás escuchando esa voz? ¿Por qué no escuchar con mayor cuidado la voz del maestro, la voz que te consuela, la voz que te anima?. Es la voz que declara tu futuro y te lo permite ver con claridad. Es una voz que es un bálsamo que alivia. Medicina que sana el alma, que sana las heridas. Es el anhelo mas profundo de tu corazón y lo has postergado. Jesús le dijo a Martha: -Martha, Martha, afanada y turbada estás en tantas cosas, pero solo una te es necesaria y María ha escogido la mejor parte, la cual no le será quitada. No te ocupes en tantas cosas, ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?. Es el tiempo que rescates tu alma, o que permitas que el Maestro lo haga. El quiere ayudarte. María escogió la mejor parte, solo estar a los pies del Maestro, escucharlo, contemplarlo, estuvo atenta a su consejo.

Estamos viviendo tiempos donde hay tantas cosas por hacer. La oferta de mercaderes que quieren ofrecerte cosas a cambio de tu tiempo. Actividades, estudios, planes, diversión, preocupaciones buscan quitarte tu tiempo y en realidad no tienes que hacer todas estas cosas, por lo menos no al mismo tiempo. Y si es el tiempo que le corresponde a estar con Jesús, entonces estás haciendo un mal negocio. Y de pronto dices: - Es que estoy ocupado, esto es urgente, esto es necesario, soy indispensable-. No. Deja que el Maestro organice tu vida y te diga lo que realmente es importante, para que dejes de estar tan afanado y turbado. Se te pasa la vida haciendo cosas que consideras urgentes, pero dejas de lo lado lo importante. Y en verdad lo importante es la mejor parte, y lo importante no te es quitado, es lo que queda, lo eterno es lo que tiene mayor valor. Jesús le dijo a Martha: -Deja que yo organice tu agenda. Yo soy tu agenda-. Si tienes lo más importante, el resto serán simples añadiduras, y de hecho vendrán sin que las busques tanto.

Hoy descansa y recuerda que mañana será otro día, pero que sea un día sin afanes, sin estar preocupados. No significa que no aparezcan las preocupaciones, no significa que ignoremos nuestros compromisos y responsabilidades. No significa que no exista una carga que llevar. Sino que no olvides que ya no estás solo(a) y que hay alguien que te quiere ayudar a llevarla.

viernes, 30 de julio de 2010

Tiembla en la tierra...¿Estás preparado para morir?

Un poco apocalíptico este título ¿verdad? Cuando escuchamos acerca de terremotos, temblores, tsunamis y otras catástrofes naturales, viene a nuestra mente esa conciencia acerca de nuestra fragilidad e impotencia frente al poderío ilimitado de la naturaleza. Pensamientos acerca de un fin próximo del mundo y una serie de eventos de los cuales no tenemos el control. Viene ansiedad, incertidumbre, temor, para luego resignarnos y seguir sobreviviendo en medio del tsunami de las preocupaciones que nos ocupan cada día. La realidad del asunto es que independientemente de si alguna vez tendremos que lidiar con una situación tan compleja como una catástrofe natural, aún así somos seres débiles de carne y hueso, mortales, frágiles e indefensos. La muerte es una realidad que está presente a diario, ya sea por lo que vemos en las noticias, porque alguien cercano o lejano murió recientemente, o porque la enfermedad se asoma continuamente en otros o en nuestro cuerpo. Es algo que parece ilógico, pero esta conciencia de la muerte en nuestras vidas, es uno de los secretos para llevarnos a una vida más grata, feliz y significativa.

Cuando comprendemos la escasez de nuestra vida, la aprendemos a valorar. La vida no llega a tí de chorro, sino gota a gota, día a día. La sociedad utilitarista contemporánea nos ha enseñado que el tiempo es oro, o sea dinero. De manera que debemos tener agendas apretadas en función del dinero, de cómo optimizar todos los recursos para obtener más y más, y en el futuro tener una vejez libre de preocupaciones. Por supuesto que nadie quiere tener una vejez con aflicción y limitaciones financieras, consecuencia de falta de planificación. Son necesarios el ahorro, la inversión, el estudio, etc. para lograr tener una solvencia en el futuro. Pero no estoy hablando de esto en realidad. Lo que quiero decir es que el tiempo no es oro, porque tú no puedes comprar la vida con dinero. Por muchos millones que tengas, jamás podrás comprar ni un solo segundo extra de vida. No puedes resucitar una persona con un jugoso cheque. El tiempo lo puedes canjear por dinero, pero el tiempo no es dinero. El tiempo es simplemente vida. El dinero hace parte de la vida, pero la vida no consiste en el dinero. Es mucho más que eso.

Una perspectiva hedonista muestra otra cara del asunto. La filosofía del “vivamos hoy que mañana moriremos” es una visión torcida acerca de la conciencia de la muerte. Algunos dicen:-¡Que más da, igual de algo nos tenemos que morir!-, justificando el consumo de algún vicio en particular. Es dar sentido a la vida, sólo en función de placeres del momento, sin importar el futuro ni las consecuencias de nuestros actos. En este pensamiento, hay conciencia de la muerte, pero no hay valoración de la vida, sino exaltación del placer como objetivo primordial. Y la vida es mucho más que eso.

Cada latido del corazón es un regalo de Dios. Somos seres espirituales, somos seres mentales, pero también somos seres vivos. Y la vida se manifiesta a través de nuestro cuerpo. ¿Cómo sabes que alguien está vivo? ¿Por su lucidez mental? ¿Por su gran espiritualidad? No. Simplemente porque su corazón está latiendo. Somos seres limitados, somos seres mortales y aquellos que profesamos una fe cristiana, morimos con la esperanza de una vida futura. Pero esta vida terrenal se nos ha dado con algún propósito, nos ha sido dada, en calidad de préstamo para que la administremos bien y saquemos el máximo provecho, con los motivos correctos.

Nuestro cuerpo es un milagro. La vida es un milagro. Es una obra de arte, es una genialidad, es un misterio asombroso. La destreza de tus manos, la forma en que se mueven tus dedos para desarrollar tareas tan complejas como coser un botón, destapar un frasco, o interpretar un instrumento musical es algo simplemente sensacional. Es como aquel hombre que luego de un accidente le pregunta a su médico…

- Doctor, ¿Será que después de la cirugía podré tocar el piano?

Y el médico le responde: -¡Por supuesto, perfectamente!

Y le dice el paciente: - Milagrooo, milagrooo, porque yo no tengo idea de tocar el piano!

Bueno, no me refiero a este tipo de milagros pero en realidad la vida nos da muchas oportunidades para disfrutarla. Si vives todo el tiempo en función del trabajo, te la perderás. Si vives todo el tiempo en función del estudio, te la perderás. Es necesario el equilibrio. Hay un tiempo para todo en la vida. Tiempo para reír, tiempo para llorar. Tiempo para trabajar, estudiar, ahorrar, hacer dinero, pero también tiempo para sacar a pasear el perro. Tiempo para estar con tu familia, con tus hijos, tiempo para ver una buena película con crispetas y gaseosa. Tiempo para servir a otros. Tiempo para reír con tus amigos y también para escucharlos y consolarlos.

Así como cuando mueves a una persona y le dices: -¡Oye despierta, no te quedes dormido! ...la tierra tiembla para que nos despertemos. Para que salgamos del letargo del egoísmo, la pasividad, la indiferencia, o la esclavitud del dinero. La tierra tiembla porque Dios nos está recordando que aún estamos vivos, que no nos dejemos morir atrapados en las preocupaciones, en las vanas discusiones, en la soledad ni la amargura. Nos recuerda que no debemos olvidarnos del que está a nuestro lado, que no existimos simplemente para satisfacer nuestros deseos personales, sino que debemos trascender y usar nuestras manos, ojos, oídos, boca, y en general ese precioso instrumento denominado cuerpo para ser felices y hacer ver a otros que la vida es mucho más que gastar dinero. Si tienes dinero, entonces úsalo para ayudar a otros. Un muerto con una buena cuenta de ahorros, es alguien que perdió la oportunidad de haber ayudado a alguien en vida. Se perdió ese deleite. El dinero no lo puedes retener, no lo puedes llevar contigo al más allá. Si te entierran con tu dinero, ese dinero no tiene ningún valor, es lo mismo que papel periódico. Un muerto no puede utilizarlo, así de sencillo.

¿Qué es ser millonario? Ser millonario no es ser un elegido, alguien con estrella, o alguien que es más que los demás. Un millonario es alguien que tiene una muy buena oportunidad para ayudar a más personas. Tiene más recursos para que, en vida, pueda darse gusto con el gran privilegio de DAR. ¿Qué puedes retener? Ni el agua en tus manos. Si acaso sufres de retención de líquidos pero en la vida nada es tuyo, todo es prestado. La palabra “mío”, “propiedad” es algo relativo. Nada es tuyo en realidad, solo lo administras por un breve tiempo, luego otro lo tomará. La casa donde vives es temporal, estás como inquilino de paso, porque luego otro vendrá a habitar allí. Somos aves de paso. Por eso todo aquello que esté motivado en función de retener, poseer, y decir “esto es mío” es algo muy limitado e infantil. Son los niños los que dicen: -Esto es mío y de nadie más. El adulto que habla igual es que simplemente no ha crecido, no ha madurado, no ha comprendido que lo que tiene no le pertenece. No estoy diciendo que entregues todo y que quedes en la ruina. Estoy hablando de comprender, entender, asimilar que estás de paso, por lo que la generosidad más que un acto de altruismo, es un despertar a la realidad.

Estar preparado para la muerte significa que has aprovechado bien esta vida. Has aprovechado el tiempo invirtiendo en desarrollar tus talentos para ayudar mejor a los demás. Quiere decir que no has perdido el tiempo en odios y rencillas, guardando rencores por años contra otras personas, que ya ni te acuerdas cúal fué el motivo de la discusión. Estas preparado cuando has perdonado, cuando has permitido que el amor genuino renazca en tu interior. Cuando has manifestado ese amor a tu familia, has sacado el tiempo para compartir, para oírlos, para sentirlos cerca. Es cuando tienes la capacidad de tener ese sentido de agradecimiento por las cosas buenas y aún las malas, porque todas estas experiencias te han dado una lección y ahora puedes decir que eres mejor persona. Estás preparado para morir, cuando ya dejas tanto apego a lo material, y disfrutas de nuevo lo elemental, lo sencillo, lo que no tiene precio, lo que no se puede comprar que es tu vida misma.

Así que la próxima vez que sientas o escuches acerca de un temblor, piensa en la mano de Dios que en su infinito amor te dice…¡Despierta a la vida!

miércoles, 14 de julio de 2010

El temor no puede ser excusa para abstenerte de vivir

El temor no debe ser el pretexto para resistirte a emprender. El temor estará presente siempre en cada desafio, en cada reto, en cada proyecto nuevo. Estará presente cuando estés ad portas de tomar decisiones importantes en tu vida: empezar una carrera, la persona con la que te quieres casar, una inversión financiera, etc. El temor es un sentimiento con el cual debemos aprender a convivir. Es un sentimiento natural que surge ante lo desconocido, o también cuando anticipamos que algo conocido pueda repetirse en nuestras vidas. Alguna situación del pasado que dejó una huella en el alma, un engaño, una traición, el abandono, la muerte de un ser querido, la pérdida de un empleo, el fracaso en algún proyecto o tal vez pérdidas en las finanzas.

El pasado puede ser un obstáculo para conquistar el futuro. El pasado debe quedar atrás no solo cronológicamente, sino también emocionalmente. Ocurre que muchas de las decisiones que tomamos en la vida, son motivadas sólamente por esa tendencia natural a protegernos del dolor, queremos que no nos hagan daño. No queremos sentir el dolor de la frustración, el rechazo, la soledad, el fracaso. Entonces empezamos a buscar vivir una vida cómoda, insensible, ajena al dolor propio y ajeno. Una vida hedonista, es decir, tratar de suprimir el dolor a través de la búsqueda del placer. El placer por el placer. Y ese es el modelo de vida que nos han querido vender. Una persona que siente dolor es una víctima, mientras que aquel que vive en placer es un afortunado. Tal vez el placer que otorgan los bienes materiales, la belleza física, la juventud, el placer que otorga comprar lo que queremos, cuando queremos, así no lo necesitemos. Muchas veces compramos cosas por agradar a otras personas, por mantener una imagen de suficiencia económica, o por demostrar que estamos a la moda. El placer de la aceptación superficial, que trata de mitigar ese profundo y arraigado temor a ser rechazados. Es más fácil tratar de aparentar ser otra persona, el estereotipo social comúnmente aceptado y vendido por los medios de comunicación. Pero es difícil cuando decidimos ser nosotros mismos, y aceptarnos y querernos tal y cual somos con nuestros defectos. Porque cuando tomamos la decisión de ser nosotros mismo, es cuando verdaderamente empezamos a crecer por dentro, la madurez del alma, y crecer duele. Por eso hay muchos niños por ahí deambulando, con cuerpos de adulto, que se niegan a crecer, que huyen a diario del dolor. Y buscan refugiarse del mismo, distrayendo sus mentes continuamente. Algunas veces de forma directa, queriendo adormecer el cerebro con el alcohol o las drogas. Otras veces distrayéndose con la televisión, el internet, los celulares, y en general teniendo la mente ocupada. Porque cuando llega la soledad y el silencio, no lo pueden resistir. Se vuelven ansiosos. Les cuesta trabajo estar a solas consigo mismos y empiezan a fumar o a volver a aquellos viejos hábitos. Estamos en medio de una sociedad ansiosa. Todo por el temor a experimentar el dolor.

El temor paraliza. El temor te frena. Y se manifiesta de muchas maneras. Se esconde detrás de muchas excusas: es que estoy cansado, es que tengo prisa, es que no tengo tiempo, es que me siento indispuesto, es que va a ocurrir lo mismo que ocurrió en el pasado. Pero cuántos pueden realmente ser honestos consigo mismos y decir: tengo miedo. Ese es el mejor punto de partida para cualquier problema. Llamar las cosas por su nombre. Es cuando aprendemos a decirnos la verdad a nosotros mismos sin tapujos, sin adornos, sin prevenciones, sin distracciones, sin excusas. El temor es una realidad, pero debes confrontarlo. Mirarlo de frente y desenmascararlo. ¿Por qué tengo miedo a esto y a lo otro? ¿Cuál es el origen de ese temor?

El temor no puede ser la brújula que marca el rumbo de las decisiones en tu vida. El temor es un obstáculo a superar, está incluido en el paquete del viaje que has emprendido. Pero no puedes andar deambulando como una veleta, que va eludiendo el temor en cada circunstancia donde aparece. El temor a emprender algo porque es difícil, no es excusa suficiente. Solamente escoger algo porque es fácil, porque no representa esfuerzo, creyendo que es una "señal de lo alto" que nos indica que es por ahí, es un error. De algún modo la pereza y el temor van de gancho, así como lo cita el proverbio bíblico: "El perezoso dice: Hay un león afuera; seré muerto en las calles". La pereza puede estar disfrazada de temor o viceversa. Se mimetizan entre sí, procurando engañar, y no ser descifradas. Muchos de los grandes inventos en la historia de la humanidad fueron el resultado de horas interminables de ensayos, estudios, errores, fracasos, trasnochos, y en general un esfuerzo continuo hasta obtener los resultados. Y esto también es doloroso. Tal vez algunos murieron en el intento y tuvieron que pasar la antorcha a otra generación que si lo pudo lograr. Puede que no haya mucho placer en medio de estas historias, tal vez solo el placer del deber cumplido, de haber podido ayudar a otras personas, la verdadera satisfacción de alcanzar algo con el sudor de la frente.

Debemos aceptar el dolor como parte de la vida. Aprender a abrazarlo así nos lastime. Abrazar el dolor significa aceptar que esta allí, no negarlo. Permitir que el dolor nos enseñe, que forme y pula nuestra alma. Dejar que nos haga más humildes, mas transparentes, mas íntegros. El dolor purifica el alma y remueve las impurezas. El dolor permite que lo corrupto se haga evidente y que esas basuritas que residen en nuestro interior sean desechadas. El dolor nos hace crecer por dentro, si lo sabemos aceptar, si bajamos el orgullo y aprendemos las lecciones. Si este dolor nos impulsa a comprender mejor al otro, a ponernos en su lugar, a tener la capacidad de salir de nosotros mismos y ser compasivos, entonces habrá valido la pena. Porque el dolor te hace mejor persona y te ayuda a entender a los demás, a aquellos que viven o sienten algo similar a tí. Para que les puedas extender una mano y los puedas levantar. La aflicción Dios la usa para que tu seas mejor persona, si tú lo permites y haces la queja a un lado.

El tiempo es corto y vale la pena aprovecharlo. Tu vida no está representada en una cantidad de dinero. La cuantía de tu vida está determinada por el tiempo. Tu vida son los días que estás vivo. Por eso hay que aprovecharlo y decidirte a vivir: estudiar aquello que has postergado, casarte con esa persona que te gusta, comerte ese delicioso helado del cual te habías antojado, perdonar y hablar con aquella persona que habías decidido nunca más ver en tu vida, volver a compartir con aquel familiar que está un poco solitario y te extraña.

Ahora, falta el ingrediente secreto: el amor. El amor echa fuera el temor. El enemigo del amor no es el odio, sino el temor. El amor te da la fuerza, la motivación, para hacer aquello que por el temor no habías podido emprender. El que tiene amor, tiene los ojos de su alma abiertos para ver con claridad el futuro. El que no tiene amor está ciego. No sabe de que se trata todo esto. Hoy y cada día llenate de amor y echa fuera el temor. Dios nos recuerda en la Biblia que nos ama. Cada día acuérdate que no estás solo y que hay una fuente inagotable de amor que viene de Dios hacia tí, para que luego lo entregues a otros.

miércoles, 23 de junio de 2010

La segunda opinión

Cuando el paciente llega al médico, y éste le da una perspectiva negativa acerca de su estado de salud, el paciente tiene derecho a consultar otro galeno, y buscar una segunda opinión. ¿Quién dijo que debemos quedarnos atrapados en el primer diagnóstico?

Cuando una persona te diga algo que es negativo, que te muestre un porvenir oscuro y sin esperanza, tu tienes derecho a objetar y decir: buscaré una segunda opinión. Aún más cuando a tus propios pensamientos lleguen sentimientos de oscuridad, pesimismo, tristeza, soledad, desesperanza, sea lo que sea, solo corresponde a una opinión de un médico siniestro del alma que quiere hablar a tu oído y oprimir tu corazón. ¿Por qué aferrarse a la mentira del diagnóstico fatal cuando sabemos que mientras halla vida, hay la esperanza? ¿Por qué albergar la depresión, cuando siempre encontraremos algo que nos haga reír?

La verdad nos hace libres. A diario la mente quiere desfallecer y aferrarse al primer pensamiento macabro que se atraviesa. Pero nuestro deber es buscar volver en sí. La famosa historia del hijo pródigo, donde un hijo decide pedir con anticipación su herencia a su padre, y cuando todo lo hubo desperdiciado y al estar en un estado lamentable, dice la historia que "volvió en sí". Volver en sí es recuperar esa lucidez, la perspectiva correcta de la vida, aquella que nos permite enderezar nuestro sendero. Así como el carrito del supermercado que tiene esa rueda que se frena un poco, que nos lleva a desviarnos del camino, que hace que nos estrellemos, así mismo hay ruedas en el alma que, sin darnos cuenta, nos llevan por otra ruta. Las rueditas del temor, el rencor, la codicia, el resentimiento, el dolor y los duelos no superados. Perdemos la lucidez cuando nos distraemos, cuando estamos obsesionados en pensamientos que son errados. Cuando exageramos la pérdida y subestimamos las cosas que realmente tienen valía. Las cosas pequeñas. Las cosas que cuando eramos niños nos hacían reir con facilidad, solo porque eramos sensibles a la novedad. La vida no es que haya perdido la novedad. Lo que pasa es que ya no somos sensibles. Por eso debes recuperar el corazón del niño. No del niño incauto y travieso que comete picardías. Sino de aquel niño que siempre cree que las cosas pueden mejorar, y que Dios no lo ha desamparado.

Por eso, si te cuesta trabajo por tus propios medios, cambiar esa visión negra de las cosas, en algún momento particular de tu vida. Busca esa segunda opinión. Cuestiona tu perspectiva. Date la oportunidad de estar equivocado. Deja de ser infalible y dueño de la verdad. Escucha a otro, especialmente un amigo. Error craso es aislarse del mundo exterior, y ser sabio en tu propia opinión. No. Busca a un amigo, tómate un café, y expresa lo que sientes. Atrévete a hablar unas cuantas barrabasadas, asumiendo aún que puede llegar una pronta corrección de aquel amigo sincero. Consulta con aquellos buenos consejeros del alma, que te pueden brindar una medicina, a través de una palabra, un consejo, o que tan solo se rian al final de lo que has dicho, para hacerte recordar que aquello que te afanaba ya no era tan grave. Es el elíxir del desahogo. De la búsqueda del apoyo emocional. No a cualquier persona le abrirás el corazón, sino a personas que sabes que podrán guardar tu secreto, ¡por lo menos dentro de un plazo prudencial!

Cuando aprendes a buscar esa segunda opinión, sabrás hacer oídos sordos a voces necias y la lucidez será cada vez más presente, más constante, más tangible. Eso hace parte de llevar una vida tranquila y feliz.

sábado, 12 de junio de 2010

Propósito del blog

Este blog busca inyectar pensamientos, sentimientos, emociones, que sean un nutriente de esperanza para otros. Recientemente pudimos leer la noticia acerca de la muerte trágica de la presentadora de televisión Lina Marulanda, y esto me llevó a pensar en las miles de personas que se suicidan, que se llenaron de pensamientos de muerte y no escucharon una voz diferente en su alma. No vieron la otra cara de la moneda, no escucharon otra opinión, no decidieron avanzar un paso más, no se asomaron a la vuelta de la esquina, no esperaron el próximo amanecer. Mi objetivo no es juzgar a estas personas, sino más bien obsequiar cápsulas, pensamientos que sanen, palabras que motiven, no solo a personas que estén al borde del suicidio, o que estén a un paso del precipicio, sino que en su diario devenir a veces no encuentran la motivación suficiente para creer, luchar, soñar, o que tienen esos días difíciles donde simplemente hace falta una palabra de ánimo, que brinde un significado a nuestra existencia.

Dios, el divino arquitecto, está pendiente aún de esas cosas pequeñas con las cuales luchamos a diario en nuestra mente, que tal vez para otros pasan desapercibidas en medio de los afanes diarios, pero para El son importantes. La vida está constituida por pequeños detalles, que son aparentemente insignificantes y sin valor, pero que dan sentido a tu existencia. La vida nunca viene toda de chorro, se te otorga gota a gota, día a día. Por eso vale la pena que medites a diario, y sea este blog una buena oportunidad para traer reflexiones que refresquen el alma, y saturen tu mente de sentido y significado y de muchas razones para vivir. Están ahí y tu mismo las conoces, solo que hace falta que algo o alguien te las recuerde.