miércoles, 14 de julio de 2010

El temor no puede ser excusa para abstenerte de vivir

El temor no debe ser el pretexto para resistirte a emprender. El temor estará presente siempre en cada desafio, en cada reto, en cada proyecto nuevo. Estará presente cuando estés ad portas de tomar decisiones importantes en tu vida: empezar una carrera, la persona con la que te quieres casar, una inversión financiera, etc. El temor es un sentimiento con el cual debemos aprender a convivir. Es un sentimiento natural que surge ante lo desconocido, o también cuando anticipamos que algo conocido pueda repetirse en nuestras vidas. Alguna situación del pasado que dejó una huella en el alma, un engaño, una traición, el abandono, la muerte de un ser querido, la pérdida de un empleo, el fracaso en algún proyecto o tal vez pérdidas en las finanzas.

El pasado puede ser un obstáculo para conquistar el futuro. El pasado debe quedar atrás no solo cronológicamente, sino también emocionalmente. Ocurre que muchas de las decisiones que tomamos en la vida, son motivadas sólamente por esa tendencia natural a protegernos del dolor, queremos que no nos hagan daño. No queremos sentir el dolor de la frustración, el rechazo, la soledad, el fracaso. Entonces empezamos a buscar vivir una vida cómoda, insensible, ajena al dolor propio y ajeno. Una vida hedonista, es decir, tratar de suprimir el dolor a través de la búsqueda del placer. El placer por el placer. Y ese es el modelo de vida que nos han querido vender. Una persona que siente dolor es una víctima, mientras que aquel que vive en placer es un afortunado. Tal vez el placer que otorgan los bienes materiales, la belleza física, la juventud, el placer que otorga comprar lo que queremos, cuando queremos, así no lo necesitemos. Muchas veces compramos cosas por agradar a otras personas, por mantener una imagen de suficiencia económica, o por demostrar que estamos a la moda. El placer de la aceptación superficial, que trata de mitigar ese profundo y arraigado temor a ser rechazados. Es más fácil tratar de aparentar ser otra persona, el estereotipo social comúnmente aceptado y vendido por los medios de comunicación. Pero es difícil cuando decidimos ser nosotros mismos, y aceptarnos y querernos tal y cual somos con nuestros defectos. Porque cuando tomamos la decisión de ser nosotros mismo, es cuando verdaderamente empezamos a crecer por dentro, la madurez del alma, y crecer duele. Por eso hay muchos niños por ahí deambulando, con cuerpos de adulto, que se niegan a crecer, que huyen a diario del dolor. Y buscan refugiarse del mismo, distrayendo sus mentes continuamente. Algunas veces de forma directa, queriendo adormecer el cerebro con el alcohol o las drogas. Otras veces distrayéndose con la televisión, el internet, los celulares, y en general teniendo la mente ocupada. Porque cuando llega la soledad y el silencio, no lo pueden resistir. Se vuelven ansiosos. Les cuesta trabajo estar a solas consigo mismos y empiezan a fumar o a volver a aquellos viejos hábitos. Estamos en medio de una sociedad ansiosa. Todo por el temor a experimentar el dolor.

El temor paraliza. El temor te frena. Y se manifiesta de muchas maneras. Se esconde detrás de muchas excusas: es que estoy cansado, es que tengo prisa, es que no tengo tiempo, es que me siento indispuesto, es que va a ocurrir lo mismo que ocurrió en el pasado. Pero cuántos pueden realmente ser honestos consigo mismos y decir: tengo miedo. Ese es el mejor punto de partida para cualquier problema. Llamar las cosas por su nombre. Es cuando aprendemos a decirnos la verdad a nosotros mismos sin tapujos, sin adornos, sin prevenciones, sin distracciones, sin excusas. El temor es una realidad, pero debes confrontarlo. Mirarlo de frente y desenmascararlo. ¿Por qué tengo miedo a esto y a lo otro? ¿Cuál es el origen de ese temor?

El temor no puede ser la brújula que marca el rumbo de las decisiones en tu vida. El temor es un obstáculo a superar, está incluido en el paquete del viaje que has emprendido. Pero no puedes andar deambulando como una veleta, que va eludiendo el temor en cada circunstancia donde aparece. El temor a emprender algo porque es difícil, no es excusa suficiente. Solamente escoger algo porque es fácil, porque no representa esfuerzo, creyendo que es una "señal de lo alto" que nos indica que es por ahí, es un error. De algún modo la pereza y el temor van de gancho, así como lo cita el proverbio bíblico: "El perezoso dice: Hay un león afuera; seré muerto en las calles". La pereza puede estar disfrazada de temor o viceversa. Se mimetizan entre sí, procurando engañar, y no ser descifradas. Muchos de los grandes inventos en la historia de la humanidad fueron el resultado de horas interminables de ensayos, estudios, errores, fracasos, trasnochos, y en general un esfuerzo continuo hasta obtener los resultados. Y esto también es doloroso. Tal vez algunos murieron en el intento y tuvieron que pasar la antorcha a otra generación que si lo pudo lograr. Puede que no haya mucho placer en medio de estas historias, tal vez solo el placer del deber cumplido, de haber podido ayudar a otras personas, la verdadera satisfacción de alcanzar algo con el sudor de la frente.

Debemos aceptar el dolor como parte de la vida. Aprender a abrazarlo así nos lastime. Abrazar el dolor significa aceptar que esta allí, no negarlo. Permitir que el dolor nos enseñe, que forme y pula nuestra alma. Dejar que nos haga más humildes, mas transparentes, mas íntegros. El dolor purifica el alma y remueve las impurezas. El dolor permite que lo corrupto se haga evidente y que esas basuritas que residen en nuestro interior sean desechadas. El dolor nos hace crecer por dentro, si lo sabemos aceptar, si bajamos el orgullo y aprendemos las lecciones. Si este dolor nos impulsa a comprender mejor al otro, a ponernos en su lugar, a tener la capacidad de salir de nosotros mismos y ser compasivos, entonces habrá valido la pena. Porque el dolor te hace mejor persona y te ayuda a entender a los demás, a aquellos que viven o sienten algo similar a tí. Para que les puedas extender una mano y los puedas levantar. La aflicción Dios la usa para que tu seas mejor persona, si tú lo permites y haces la queja a un lado.

El tiempo es corto y vale la pena aprovecharlo. Tu vida no está representada en una cantidad de dinero. La cuantía de tu vida está determinada por el tiempo. Tu vida son los días que estás vivo. Por eso hay que aprovecharlo y decidirte a vivir: estudiar aquello que has postergado, casarte con esa persona que te gusta, comerte ese delicioso helado del cual te habías antojado, perdonar y hablar con aquella persona que habías decidido nunca más ver en tu vida, volver a compartir con aquel familiar que está un poco solitario y te extraña.

Ahora, falta el ingrediente secreto: el amor. El amor echa fuera el temor. El enemigo del amor no es el odio, sino el temor. El amor te da la fuerza, la motivación, para hacer aquello que por el temor no habías podido emprender. El que tiene amor, tiene los ojos de su alma abiertos para ver con claridad el futuro. El que no tiene amor está ciego. No sabe de que se trata todo esto. Hoy y cada día llenate de amor y echa fuera el temor. Dios nos recuerda en la Biblia que nos ama. Cada día acuérdate que no estás solo y que hay una fuente inagotable de amor que viene de Dios hacia tí, para que luego lo entregues a otros.

1 comentario:

  1. ''tu vida no esta representada en una cantidad de dinero, la cuantia de tu vida esta determinada por el tiempo. tu vida son los dias que estas vivo...''ME ENCANTO

    ResponderEliminar

Escribe tus opiniones....